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La cultura del recorte y el desconocimiento.

Respecto a los dichos de la actual ministra de las Culturas, el Arte y el Patrimonio, Consuelo Valdés, quien refirió explícitamente que “un peso que se coloque en Cultura es porque se deja de colocar en otro programa o necesidad de los ciudadanos”.  Como sector de las  artes, expresamos nuestra molestia transversal y rechazamos la nula defensa y reconocimiento de uno de los sectores más desprotegidos, no sólo durante la pandemia, sino que de manera sistemática por parte del Estado, el que históricamente desde el retorno a la democracia, ha gestado políticas que constituyen meras alternativas de financiamiento concursable y no garantizan de ningún modo, la continuidad ni el desarrollo del sector.

Sus declaraciones confirman el desconocimiento y la preocupante desconexión acerca de las necesidades de su propia agenda, ahogando aún más el valor potencial existente en la circulación de capital creativo, el cual es capaz de generar ingresos y empleos, así como también, construir el contexto común que da forma a ideas, expresiones, patrimonio, arte y oficios de nuestra sociedad.

Consideramos que la declaración acerca de sus proyecciones del 1% de inversión en el sector, constituyen sólo  una intención que parece no concretarse en la realidad, ni demuestra un real compromiso, así como tampoco, el ausentarse de la reunión con la Comisión de Cultura del Congreso en que se planteaba discutir el presupuesto para el año 2021.

Por esta seguidilla de hechos, los que van más allá de las últimas declaraciones emitidas al diario La Tercera, es que exigimos respeto y reconocimiento de las labores que realizamos como trabajadores de las distintas áreas de la cultura y las artes. No es tolerable la banalización de una actividad y labor tan importante a nivel social, ni tampoco el desconocimiento de nuestro aporte como ciudadanxs y trabajadorxs para con el país. Limitar el apoyo a la inventiva creativa, también condena diferentes configuraciones de movilidad social, la promoción de la inclusión, la diversidad cultural, relatos que fomenten comunicarnos de forma íntegra y la urgente garantía de derechos culturales para el desarrollo humano. Es por esto, que el recorte del presupuesto en cultura nos afecta individual y colectivamente a todes.