El Centro de Estudios de la Realidad Social está profundamente comprometido e implicado con la democracia y los derechos humanos. Es por esto que frente a la declaración de Estado de Emergencia del Presidente Piñera, declaramos:
- Consideramos que las protestas acontecidas durante la última semana y que llegaron a su clímax ayer viernes 18 de de octubre son totalmente legítimas y justificadas. Por el contrario, la acción represiva de la policía, como los disparos a corta distancia en contra de civiles y el uso indiscriminado de bastones, perros, carros lanzaaguas y gases lacrimógenos sólo ayudaron a instigar la violencia y a sembrar el terror.
- Decretar Estado de Excepción Constitucional, sacar a los militares a las calles con el supuesto objetivo de resguardar el orden público es una afrenta en contra de las personas que se manifestaron, en contra de la democracia y de los derechos humanos. Condenamos esta decisión con toda nuestra fuerza y anunciamos que pondremos toda nuestra energía a disposición de defender los derechos humanos, ahora y en el futuro.
- La presencia de militares en las calles es doloroso para la memoria del país, que sigue recuperándose de los efectos del Estado de Emergencia decretado por Augusto Pinochet y la Junta de Gobierno en 1973, y que arrastraron al país a una dictadura sangrienta y cruel. Estos recuerdos son todavía más vívidos cuando el General a cargo, Javier Iturriaga del Campo, es sobrino de Raúl Iturriaga Neumann, ex Director Asistente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), actualmente preso en Punta Peuco por crímenes contra la humanidad.
- La declaración de Estado de Emergencia es la claudicación del Gobierno de Chile con la democracia. Es imperativo que el Presidente revierta esta medida, a todas luces excesiva y viciosa.
- Esta situación abre la necesidad de generar un diálogo nacional que nos permita repensar el ejercicio de la ciudadanía y el modelo de desarrollo imperante. La salida a la crisis actual debe considerar la profundización de la democracia y el reconocimiento enérgico e irrestricto de la dignidad humana, en un proceso transversal que debe convocar al diálogo y la reflexión que permita avanzar en cambios sociales que son imprescindibles, no a la represión, la violencia y el terrorismo de Estado.
CERES seguirá incansablemente trabajando por una sociedad justa, feliz e igualitaria, donde se erradique la violencia y se respeten plenamente los derechos humanos. No nos callarán. Resistiremos.