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Sobre la corporalidad en la psicoterapia

Por: Isabela Aquino, Psicóloga Clínica, Psicología y Diversidades, CERES

La disciplina de la Psicología fue fundada como el estudio de la psique, la cual podemos entender como alma y/o mente. En el occidente, hemos comprendido la psique principalmente como algo separado de nuestra corporalidad, desde que Descartes dividió la experiencia humana en res extensa (susbstancia extensa) y res cogitans (substancia pensante), reduciendo el cuerpo a una máquina devaluada en comparación con el polo mental, dando origen a un dualismo (Del Cioppo, 2019).

Esta división ha contribuido a que en la Psicología prioricemos el estudio y el abordaje de una experiencia mental accedida a través del lenguaje, asociando la mente a la cabeza, siendo esta la sede del “yo” y, por lo tanto, espacio de procesos mentales superiores como la lógica y la reflexión, mientras que el resto del cuerpo es sede de las sensaciones y emociones, asociadas a una animalidad del ser humano (Jordán, 2015). A partir de lo anterior vemos la Psicoterapia como un espacio de transformación de la psique a través de las palabras, priorizando el dominio lingüístico, como una forma de acceder a la mente de les consultantes, por lo cual este suele ser trabajado con mayor profundidad en nuestro proceso formativo como terapeutas (Catipillan, 2020).

No obstante, basándonos en la fenomenología de Merleau-Ponty, podemos plantear que la mente, denominada res cogitans, es inherente al cuerpo y al mundo (Espinal, 2011), siendo la experiencia de la corporalidad el centro de la subjetividad (Del Cioppo, 2019). Esto puesto que a través de la percepción y de la acción del cuerpo en el mundo, podemos llevar a cabo una acción productora de sentido, que da origen a nuestra conciencia, de forma que “ser” se vuelve sinónimo de estar situado en un contexto de intercorporeidad y por lo tanto de recursividad (Varela, 2002; Espinal, 2011; Carvajal, 2020).

Es así como la mente es inseparable de una historia que es vivida por un sujeto a través de su corporalidad, estando la actividad mental encarnada, inscrita corporalmente, así que, en palabras de Varela (2002), la mente no está en la cabeza. Esto último tiene implicancias importantes en la Psicoterapia, dado que tanto terapeuta como cliente poseen una mente encarnada, de forma que la corporalidad ya no puede ser relegada a un plano inferior en el espacio terapéutico.

Si bien lo que se ha priorizado en la Psicología, es la perspectiva cartesiana de la psique, hemos tenido terapeutas y movimientos que han buscado reivindicar el lugar del cuerpo en la Psicoterapia. En primer lugar, tenemos a Reich desde el psicoanálisis, que trabajó con les consultantes a través de la comprensión de sus tensiones musculares como asociadas a la emocionalidad (Vega, 2021). Asimismo, tenemos el movimiento del psicodrama que emergió en los años 70 basándose en el teatro y en la propuesta de que un acontecimiento corporal espontaneo, siempre se relaciona con una significación psíquica en el consultante (Vega, 2021).

Estas propuestas se enfocan en el cuerpo de le consultante, haciendo emerger el cuestionamiento de qué ocurre con la corporalidad de le terapeuta, en el momento de realizar la Psicoterapia. Partiendo de lo planteado anteriormente, podemos presuponer que al estar la mente “encarnada”, ella se verá reflejada en la corporalidad de le psicólogue en el espacio terapéutico, pudiendo entonces ser utilizada como una herramienta terapéutica dentro de este contexto de intercorporeidad y recursividad (Ceberio et al., 2000).

Es así como el cuerpo se vuelve un vehículo para las intervenciones de le terapeuta, siendo importante por lo tanto trabajar en nuestra conciencia corporal, entendiendo esta como la capacidad de percibir con los sentidos, aquellos estímulos del exterior, así como para identificar y comprender nuestras señales internas (Morante y Santiago, 2017). Esta facilitaría al terapeuta el estar atento a su relación con el entorno a través de su corporalidad, contribuyendo a la transformación y construcción de su ser en terapia, entendiendo que no es alguien inmoldeable dentro del espacio terapéutico.

A partir de lo anterior y a modo de conclusión, les invito a través de este texto, a cuestionarse respecto a este dualismo cartesiano con tal de poder abordar a nuestro “ser” de una forma encarnada y situada en el contexto en el cual vivimos. Esto con tal de utilizar esta perspectiva de la corporalidad en nuestro trabajo diario como terapeutas, comprendiendo que el espacio terapéutico es un lugar de intercorporeidad y de recursividad, en donde se da un proceso de construcción conjunta de los seres situados en este.

Referencias Bibliográficas

Carvajal, A. (2020). Intersubjetividad e Intercorporalidad: Indagaciones en torno a la filosofía de Merleau-Ponty [Tesis de pregrado, Universidad de Chile]. Repositorio Institucional UCh. https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/180692

Catipillan, H. (2020). El personaje terapéutico: el personaje escénico y elementos de despliegue transportables a la (de)formación de psicoterapeutas en eQtasis. [Tesis de pregrado, Universidad de Chile]. Repositorio Institucional UCh. http://eqtasis.cl/wp-content/uploads/2021/02/El-personaje-terapeutico-el-personaje-escenico-Catipillan.pdf

Ceberio, M., Moreno, J. y Des Champs, C. (2000). La formación y el estilo del terapeuta. Revista Perspectiva Sistémica, 60, 1-16. http://eqtasis.cl/wp-content/uploads/2021/02/La-formacion-y-el-estilo-del-terapeuta-1.pdf

Del Cioppo, G. (2019). Cuerpos en el tiempo o la experiencia de la corporalidad. Revista de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo, 42, 89-101.  https://www.academia.edu/download/61238175/Del_Cioppo_Revista_AAPPG_2019.pdf

Espinal, C. (2011). El cuerpo: un modo de existencia ambigua: Aproximación a la filosofía del cuerpo en la fenomenología de Merleau-Ponty. Coherencia, 8(15), 187-217. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-58872011000200008

 Jordán, V. (2015). Desarrollo psicocorporal del personaje terapéutico. [Tesis de magíster, Universidad de Chile]. Repositorio Institucional UCh. http://eqtasis.cl/wp-content/uploads/2021/02/Hacia-la-Construccion-de-Personajes-Terapeuticos-Experiencia-de-un-taller-Martic-Munoz.pdf

Morante, M. y Santiago, J.  C. (2017). Conciencia corporal en el proceso de la formación profesional. Cuidado y salud: Kawsayninchis, 3(1), 296-302. http://revistas.urp.edu.pe/index.php/Cuidado_y_salud/article/view/1426

Varela, F. J. (2002). El fenómeno de la vida. Dolmen Ediciones.

Vega, S. F. (2021). Diálogo entre teatro, psicoterapia y psicodrama aportaciones del teatro posdramático. Arteterapia, 16, 47-54. https://revistas.ucm.es/index.php/ARTE/article/download/72605/4564456558134