Relaciones poliamorosas ¿qué hacer con los celos?

Idream Menares
Illaritza Parada
El poliamor, una palabra derivada del griego («poly» significa muchos, y «amor» se traduce como amor), describe un enfoque de las relaciones que involucra la posibilidad y la aceptación de mantener múltiples conexiones amorosas de manera consensuada. A diferencia de las relaciones monógamas tradicionales, en las que dos personas se comprometen exclusivamente entre sí, el poliamor reconoce y permite que las personas puedan amar y tener relaciones sexo-afectivas con más de un compañerx de manera simultánea.
Esta forma de vínculo se diferencia de una relación abierta en que esta implica una relación generalmente monogámica en que existe libertad para vincularse sexualmente con otras personas, mientras que en el poliamor implica relaciones afectivas con más de una persona a la vez en igualdad de condiciones y con consentimiento de todas las partes. Se diferencia también de la poligamia en que en esta es solo una persona de la relación la que múltiples parejas.
Este enfoque desafía la narrativa cultural dominante que ha sostenido durante mucho tiempo la monogamia como la única forma válida y aceptable de estructurar las relaciones amorosas.
Es importante recordar que el poliamor no es para todxs. Las personas tenemos diferentes necesidades y deseos en las relaciones. La clave reside en la consensualidad y el respeto mutuo, construyendo relaciones basadas en la confianza y la comunicación clara.
En este sentido es crucial que cada unx pueda identificar cuáles son sus límites, deseos y necesidades al momento de relacionarse sexoafectivamente, para así poder comunicar al otrx nuestros requerimientos, lo que estamos dispuestxs a ceder, y lo que nos gustaría poder experimentar.
Es esencial destacar que el poliamor requiere una comunicación abierta, honesta y transparente entre todxs lxs involucradxs. La negociación de límites y abordaje de las emociones son habilidades cruciales en las relaciones poliamorosas. Los profesionales de la salud mental pueden desempeñar un papel valioso al ofrecer apoyo a las personas que exploran esta forma de conexión y ayudarles a desarrollar herramientas para abordar los desafíos que pueden surgir.
Una de las problemáticas que pueden surgir en este tipo de relaciones son los celos hacía lxs otrxs partes de la relación. Y es que pese a ser un vínculo que contempla de manera consensuada la presencia de más de dos personas, no está exento de inseguridades respecto a unx mismx y el resto, apareciendo la subjetividad singular de cada persona.
Desde la perspectiva de la teoría de las relaciones objetales, que explora cómo internalizamos y percibimos a los demás en nuestras vidas, los celos pueden considerarse una respuesta natural al temor de perder un objeto de apego significativo. En el contexto poliamoroso, donde las conexiones pueden extenderse más allá de la pareja principal, el miedo a la pérdida puede intensificarse, desencadenando celos.
A esto es posible sumar la lectura freudolacaniana que supone los celos como algo normal, parte del tránsito del complejo de Edipo. Sin embargo, los celos pueden tornarse dañinos cuando el sujeto ya no se interroga a sí mismx y solo busca constatar un lugar en el Otrx, estando más del lado del pasaje al acto, lo que implica que el sujeto se posiciona desde el lado del actuar los celos sin dar espacio a la pregunta, a la duda, sobre aquello que motiva dichos celos. Es una certeza que excluye la palabra del otro y no da espacio a un posicionamiento por parte del sujeto en relación a su propia subjetividad.
Desde lo expuesto, es crucial entender que experimentar celos no es intrínsecamente problemático. Estas emociones son respuestas humanas normales ante la amenaza percibida de perder algo valioso. El verdadero desafío radica en cómo gestionamos y canalizamos esas emociones complejas, especialmente cuando estás llegan a resultar dañinas para la persona.
En lugar de suprimir o ignorar los celos, aboguemos por una exploración consciente. La comunicación abierta y honesta entre los miembros de la relación es esencial. Desde una perspectiva terapéutica, la teoría de las relaciones objetales nos enseña la importancia de poder integrar de manera menos destructiva el temor a perder el objeto amado. Esto implica una autoexploración profunda y un diálogo constante con lxs compañerxs para comprender las raíces de los celos y trabajar juntxs hacia soluciones constructivas.
En lugar de considerar los celos como obstáculos insuperables, podemos verlos como oportunidades para el crecimiento personal y relacional. El abordaje saludable de los celos implica desarrollar la seguridad interna y la confianza en las relaciones, reconociendo que el amor y la conexión no son recursos limitados.
De igual forma es importante poder dar espacio a que la persona se interrogue sobre sus celos cuando estos se tornan dañinos, no apuntando a un cuestionamiento directo de los mismos. No se trata de combatir los celos, sino de introducir la pregunta por la posición subjetiva que ocupa respecto a sí mismx y lxs otrxs, formular una pregunta frente a aquellos celos que aparecen como una certeza.
En resumen, los celos no son en sí mismos un problema, lo problemático pueden ser las formas de lidiar con estos. Comunicarse de forma sincera y respetuosa puede hacer que las relaciones se fortalezcan, y sean capaces de resistir otras dificultades.
Ahora bien, la capacidad para poder comunicarse de esta manera se encuentra siempre dificultada por lo que desde el psicoanálisis lacaniano se denomina el “malentendido”.
La brecha entre el deseo inconsciente y la comunicación consciente puede ser un abismo que genera tensiones y conflictos en cualquier relación. En el contexto del poliamor, donde las conexiones pueden ser múltiples y entrelazadas, el malentendido se convierte en un desafío aún más intrincado. Cada individuo lleva consigo sus propias narrativas inconscientes, alimentando un tejido complejo de deseos y significados que pueden chocar y entrelazarse de maneras inesperadas.
La imposibilidad de la relación sexual, otro concepto central en el pensamiento lacaniano, también encuentra su eco en el poliamor. Esto no refiere la imposibilidad de sostener relaciones sexuales, sino a lo imposible de establecer un vínculo perfecto, de complementariedad absoluta y sin falta. Esto implica que la multiplicidad de relaciones no garantiza la eliminación de la imposibilidad estructural en la conexión sexual. La frustración inherente a la búsqueda constante de completitud a través del otro puede llevar a conflictos y a la confrontación con la realidad de que la plenitud deseada puede permanecer inalcanzable, independiente de que se establezcan múltiples vínculos amorosos.
En el contexto poliamoroso, la dinámica del deseo y la falta se amplifica. Cada relación puede convertirse en un intento de cerrar la brecha entre el deseo inconsciente y la realidad consciente, pero la imposibilidad persistente de la relación sexual puede ser un recordatorio constante de la falta fundamental en la estructura misma de los deseos humanos.
Reconocer el malentendido como una condición inherente y la imposibilidad como un límite estructural puede ser el primer paso hacia una relación menos idealizada y exigente en cuanto a lo que es posible lograr en torno al abordaje de los celos y cómo lidiar con ellos en las relaciones amorosas. Es importante señalar también que esto no implica que una relación monogámica tradicional esté libre de esta dinámica, pues en estás también hay celos e intentos de llenar la falta estructural que pueden llegar a producir un profundo malestar. No se trata de patologizar el vínculo poliamoroso, sino de dar cuenta de cómo vínculos de mayor amplitud implican dinámicas de deseo más complejas en las que puedan aflorar de formas más evidentes la idealización y el deseo de llenar la falta estructural.
Muchas veces dentro del contexto de psicoterapia lo que podemos proporcionar es un espacio de reconocimiento de las inevitables imposibilidades que existen en todo vínculo amoroso, incluyendo las formas de poliamor abordadas en este escrito. Esto también nos invita a lxs terapeutas a abrir nuestros márgenes teóricos y prácticos para abordar las nuevas (o no tan nuevas) problemáticas que traen lxs pacientes, considerar las implicaciones que las formas de vinculación no monogámicas tienen en las personas y en el lazo social. Problemáticas que aún se están explorando y sobre lo que queda aún mucho por pensar.