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Salud Mental y Entornos Cercanos.

Salud Mental y Entornos Cercanos.

Por Ps. Ilan Cassorla

Como profesionales de psicología y salud mental, buscamos dar relevancia que ésta tiene en la vida de las personas, como también los peligros derivados de una deteriorada salud mental.  Nuestro trabajo se enmarca dentro de la realización de terapias con distintos enfoques y técnicas destinadas a ayudar a les consultantes a explorar su autoconocimiento, gestionar sus emociones y poner en palabras su experiencia, con el objetivo de alcanzar cierto grado de cohesión y reconfiguración de vivencias y traumas no desarrollados en pos de mejorar la calidad de la salud mental.  

Hoy en día nos encontramos con que la conciencia y priorización de la salud mental se ha implantado en el imaginario social como un indicador fundamental de la calidad de vida de cada unx.  A partir de esto, se hace imprescindible poder entender, efectivamente, de qué hablamos cuando nos referimos a este tema, así como el impacto que tienen nuestros entornos cercanos en ésta.

 

¿A qué nos referimos cuando hablamos de salud mental?

En los últimos años, se ha difundido y popularizado el lema promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) «No hay salud sin salud mental», lo cual destaca la importancia de un aspecto que anteriormente era subestimado en la noción de bienestar: el bienestar psicológico, que ahora es reconocido como un derecho humano fundamental.

La creciente noción de la salud mental como factor determinante del bienestar ha aumentado en particular durante los últimos años. De este modo, ha cobrado aún más relevancia tras la pandemia del COVID-19, la cual no solo amenazó la salud física, sino que también afectó la estabilidad emocional de muchas personas debido al estrés y al prolongado aislamiento que vivimos durante ese periodo. Este escenario provocó un incremento en la demanda de atención y servicios de salud mental.

Aunque existe una mayor conciencia sobre la importancia de la salud mental, surge la pregunta: ¿Qué entendemos por salud mental? Al examinar las diferentes perspectivas sobre este concepto, observamos que, si bien en un principio predominaba una perspectiva biologicista que asociaba la salud mental con la ausencia de enfermedades o trastornos mentales, ahora se ha diversificado la definición según el enfoque desde el cual se aborde. Es crucial comprender que la salud mental es el resultado de una interacción compleja entre factores biológicos, psicológicos y sociales que pueden fluctuar a lo largo de la vida de cada individuo.

Así, la Asociación de Psiquiatría Americana (APA) propone en 2015 una definición actualizada la salud mental, en donde afirma que 

“La salud mental es un estado dinámico de equilibrio interno que permite a los individuos utilizar sus capacidades en armonía con valores generales y de la sociedad. Las habilidades cognitivas y sociales básicas; la capacidad para reconocer, expresar y modular las propias emociones, así como comprender a otros; la flexibilidad y la capacidad para hacer frente a los sucesos vitales adversos y funcionar en los roles sociales; y la relación armoniosa entre el cuerpo y la mente, representan componentes importantes de la salud mental que contribuyen, en grados variables, al estado de equilibrio interno.”

En este sentido, podríamos entender que la salud mental se relaciona con el bienestar emocional, psicológico y social que influye en la manera de experienciar, pensarnos y sentirnos.  Esto afecta en la manera de procesar y enfrentar de mejor manera aquellos conflictos y desafíos de nuestro pasado, presente y futuro.  

 

¿Cómo influyen/afectan nuestros entornos cercanos a nuestra salud mental?

Nuestra salud mental se encuentra estrechamente relacionada con los entornos cercanos.  Éstos pueden ser entendidos como aquellos lugares o instancias en que nos movemos e interactuamos frecuentemente como son la familia, grupos de amigues, relaciones de pareja, trabajo, entre otros.  Es por esto, que al ser espacios que habitamos en la cotidianeidad pueden tener un impacto significativo en nuestra salud mental por lo que se hace fundamental la comprensión acerca de la influencia e impacto que éstos tienen en nuestro bienestar.

Los entornos cercanos pueden ser fuentes significativas de estrés y ansiedad, tanto a niveles macro (contexto social o cultural) o niveles micro (relaciones individuales).  En este sentido, podemos encontrar algunos estudios e investigaciones que nos muestran que factores como las condiciones laborales estresantes, discriminación de género, educación, exclusión social, estilo de vida poco saludable, violencia, mala condición física, condiciones de vida, acceso a alimentos y violaciones a los derechos humanos son factores de nuestros entornos cercanos que ejercen un impacto negativos en la calidad de salud mental de las personas  (Mattita, I. Cedeño, MJ., Escobar, M. 2018).  Éstos factores tienen consecuencias tanto a corto como a largo plazo, por ejemplo, aumento en niveles de estrés, ansiedad, angustia y frustración pudiendo desencadenar en diagnósticos de depresión, burnout, insomnio hasta el desarrollo de distintos trastornos de ánimo.

Si analizamos los factores anteriormente descritos podemos ver que aquellas amenazas de nuestra salud mental se encuentran presentes en distintos espacios de nuestra vida cotidiana, y que a su vez tienen como denominador común la presencia de violencia en diferentes niveles.  Entonces, ¿cómo identificar aquellos entornos que pueden tener un impacto negativo en mi salud mental? 

Con frecuencia,  la exposición prolongada a entornos con estas características puede producir la normalización del estrés, angustia y ansiedad que pueden llegar a producir, por lo que la identificación de éstas variables puede ser difícil.  No obstante, aquellos entornos violentos, ya sea física o simbólicamente, pueden variar en cuanto al contenido pero no tanto en su forma.  El reconocimiento de estos elementos puede incluir la presencia constante de conflictos, falta de apoyo o contención emocional, un ambiente marcado por la tensión y hostilidad, como también el abuso de poder o maltrato por parte de tercerxs.  Esto, a su vez, implica la transgresión de límites personales y sentimientos de aislamiento o soledad.  

Llevándolo al contexto de la población LGBTIQ+, hay una una mayor exposición de entornos que perjudican y deterioran la salud mental producto de la discriminación y violencia que pueden estar presentes.  Durante mucho tiempo ha existido una disparidad en la prevalencia de problemas de salud mental y conductas de riesgo (depresión, ansiedad, abuso de sustancias, entre otros) en la población LGBTIQ+ en contraposición a quienes se identifican heterosexual y cisgénero.  Esta disparidad era anteriormente explicada por un supuesto carácter psicopatológico de la homosexualidad y las identidades trans, no obstante, en la actualidad hay un giro hacia la despatologización de éstas (Martínez, C., Tomicic, A., Gálvez, C., Rodríguez, J. Rosenbaum, C., Aguayo, F., 2018).  Al hablar sobre la comunidad LGBTIQ+, es importante reconocer el hecho que la orientación sexual diversa e identidad de género han sido y continúan siendo propoensos a la discriminación producto de la estigmatización que éstas han tenido históricamente. Si bien podemos identificar la presencia de violencias tanto simbólicas como físicas en distintas áreas que componen el día a día, hay estudios que afirman que, sobre todo dentro de la población LGBTIQ+, la familia y los entornos cercanos son los que tienen un mayor impacto en las distintas variables que componen la salud mental (Ryan, 2010), y que éstos pueden funcionar como protectores de la salud mental.  Esto quiere decir que el nivel de apoyo, aceptación y reconocimiento que pueden tener las personas sexodisidentes en sus familias, círculos de amistades y comunidades pertenecientes pueden ser cruciales en la calidad de vida de ellxs.

Cuando hablamos de factores  protectores de la salud mental sobre todo en relación a la vivencia de las Diversidades sexuales y de género, un entorno que se contrapone a aquellas amenazas de la salud mental como la discriminación, el prejuicio y la crítica constante, es uno afirmativo.  En este sentido, un entorno afirmativo es aquel que busca la aceptación y el interés de acompañamiento en los procesos que devienen de la exploración y descubrimiento de tu orientación sexual y/o identidad de género. Se trata de incentivar la apertura a la experiencia de vivir tus procesos sin sentirte juzgade en el camino, como también entender que tenemos identidades dinámicas que se van reconfigurando a lo largo del camino al permitir cuestionarnos, explorarnos y definirnos.  Los entornos afirmativos en el contexto de las Diversidades y Disidencias cobra especial importancia y relevancia al encontrarnos inmersos en una sociedad heteronormativa que normalizan aquellas conductas que promueven la estigmatización de ésta.

Como se mencionó anteriormente, los entornos cercanos son constituídos por una variedad de espacios y vínculos que se encuentran presentes en nuestras vidas, como pueden ser la familia, amigues, trabajo y comunidades.  La concepción que tenemos de cada una de éstas puede ir variando entre cada unx. Sin embargo, se hace imprescindible la identificación de los factores,  prácticas y dinámicas que pueden estar presentes en nuestros entornos cercanos que tienen un impacto positivo en la salud mental.  En este sentido, es importante promover la relación con espacios y personas que nos hagan sentir segurxs, cómodos y con quien tengamos la posibilidad de tener una comunicación efectiva.  Sentir que nuestras emociones, cuestionamientos, deseos y maneras de identificarnos tienen un lugar, que sean validadas y reconocidas.  En la misma línea, al tener esto presente también podemos reflexionar acerca del rol que nosotres tenemos en la promoción de aquellos factores que incentivan una buena salud mental para otres.  Si bien es importante buscar lugares en los que nos podamos sentir segurxs, acompañadxs, y validadxs, también lo es el serlo para los demás.

Lo anterior se vuelve fundamental para cualquier proceso de desarrollo y autoconocimiento y puede ir moldeando la manera en que nos vinculamos o relacionamos con las comunidades a las que pertenecemos, ya que teniendo en cuenta aquellos factores que promueven una buena salud mental podemos tener una mayor capacidad de decidir dónde y cómo nos desenvolvemos.

 

Bibliografía

Galderisi, S. et al (2015) “Hacia una nueva definición de salud mental”. World Psychiatry Vol. XIII, pág 122-123.

Martínez, C., Tomicic, A., Gálvez, C., Rodríguez, J. Rosenbaum, C., Aguayo, F. (2018). Psicoterapia Culturalmente Competente para el Trabajo con Pacientes LGBT+: Una Guía para Psicoterapeutas y Profesionales de la Salud Mental. Centro de Estudios en Psicología Clínica y Psicoterapia (CEPPS), Facultad de Psicología, Universidad Diego Portales, Santiago.

Maitta, S. et al (2018) Factores Biológicos, Psicológicos y Sociales que afectan la salud mental. Revista Caribeña de Ciencias Sociales.

Ryan, C. et al (2010) Family Acceptance in Adolescence and the Health of LGBT Young Adults. Journal of Child and Adolescent Psychiatric Nursing

Tomicic, A., Gálvez, C., Quiroz, C., Martínez, C., Fontbona, J., Rodríguez, J., Aguayo, F., Rosenbaum, C., Leyton, F., Lagazzi, I. (2016). Suicidio en poblaciones lesbiana, gay, bisexual y trans: Revisión sistemática de una década de investigación (2004-2014). Revista Médica de Chile 

 

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