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Visibilidad lésbica con o sin ley por Cyn Zárate Lazcano

Mónica Briones Puccio fue una artista y escultura lesbiana que fue asesinada durante la dictadura militar en Chile, se trata del primer registro de un lesbicidio en el país un 9 de julio de 1984, Mónica tenía recién 34 años. Debido a este crimen, se creó “Ayuquelén” la que se registra como primera organización lesbofeminista en el país. Además, desde 2015 se conmemora el Día de la Visibilidad Lésbica en la fecha del crimen de odio hacia Mónica Briones, en su memoria y como acto de reivindicación y resistencia frente a la invisibilización histórica que aún viven las lesbianas, así como una expresión clara de la exigencia de justicia ante los crímenes de lesbo-odio que ocurrieron y que siguen ocurriendo.

En Santiago, en la esquina de Merced con Irene Morales, es el lugar donde Mónica fue brutalmente asesinada por ser lesbiana. En este espacio se han hecho diferentes intervenciones y conmemoraciones en el día de la Visibilidad Lésbica…

«¡En la calle y sin permiso, las lesbianas existimos; en la calle y sin permiso, las lesbianas resistimos!»

Este es el grito y canto mientras sonríen con complicidad personas que se sienten convocadas en el mes de visibilidad lésbica en 2019; están agarradas de las manos y brincando en círculos alrededor de una roca que se agarró y talló del río Mapocho en memoria de Mónica Briones, para colocarla como una “animita” en el sitio en el que la encontraron asesinada.

En 2021, un grupo de activistas autoconvocadas y agrupaciones lesbofeministas, hicieron un mural en conmemoración a Mónica Briones en el mismo espacio. Se pintó el mural, hubo intervenciones artísticas y musicales, una energía emocional muy potente.

La animita un día dejó de estar, llegó el estallido en Chile y quién sabe en qué se transformó cuando las calles se convirtieron en fuego, piedras y colores. También el mural ha sido pintado de nuevo unas tres veces, ahora no está, se le ha vandalizado con discursos de odio encima, se le ha pintado de negro… los muros también cuentan historias, también se censuran y se vuelven y vuelven a pintar.

Ahora, el gobierno actual había otorgado suma urgencia al proyecto de ley que busca establecer el Día Nacional de la Visibilidad Lésbica para conmemorarlo de manera oficial. Todo iba en pie, hasta que el proceso se frenó con la justificación de que la fecha conmemorativa coincide con el Día de la Bandera, fecha en la que ocurrió la Batalla de Concepción en el marco de la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Chile contra Bolivia y Perú a finales del siglo XIX. Además, en los últimos días y en el mes pasado han estado muy potentes los discursos de defensa y protección de los carabineros, sobre todo por personas e instituciones de ultra derecha, luego del asesinato de un carabinero en Concepción.

Si hablamos de bombas de humo para posponer acciones, reparaciones o justicia, siempre puede hacerse una larga lista con lo que respecta a los grupos disidentes, en específico con las lesbianas y con las poblaciones de las disidencias sexo-genéricas. Esta noticia, por lo tanto, no sorprende; sin embargo, las personas que activan desde la institucionalidad no quitarán el dedo del renglón ante esto y ante las causas que sigan eligiéndose como prioritarias ante una búsqueda de justicia desde una esfera institucional.

Sin embargo, el lesbofeminismo autónomo también tiene ya trayectoria en Chile, también tiene otras causas elegidas como prioritarias y que se consideran más urgentes que “pedirle permiso” a alguien para conmemorar esta fecha. Los lesbofeminismos autónomos y las luchas contrahegemónicas de las disidencias están poniendo el cuerpo de diversas maneras en las calles y en la virtualidad, y si algo les queda claro es que es precisamente “sin permiso” como eligen existir y resistir.

El Día de Visibilidad Lésbica va con o sin ley, la existencia y resistencia de las lesbianas y de las disidencias sexogenéricas se sale de las fronteras impuestas por la norma, no se borra con no permitir oficialmente un día conmemorativo, no se censura con pintar de negro nuestros murales, no se diluye con desaparecer una animita; se construye en la calle, se construye en nuestros referentes, en nuestras luchas, en la recuperación de nuestras vidas, en todas las celebraciones posibles de nuestra existencia y también en el constante recordatorio de que hoy estamos por existir sin permiso, y que estamos también gracias a otras lesbianas y disidencias que no pudieron vivir más, que les quitaron la vida por leerse fuera del lente de la heterosexualidad obligatoria.